Miguel Jáimez
Asesor laboral.
A puñalada limpia
No daba crédito cuando en la tele veo la conferencia de prensa de la presidenta Ayuso denunciando a la dirección nacional de su partido por el espionaje para hacerle daño de forma cruel por querer presentarse a presidenta del partido de su comunidad autónoma, lo nunca visto anteriormente en el partido.
Pero no queda la cosa ahí. El secretario general de su partido, Teodoro García Egea, da en su sede nacional otra rueda de prensa para defenderse y mostrar de forma insinuada la corrupción de una de sus figuras más relevantes y que ha obtenido en las últimas elecciones de su comunidad unos resultados magníficos.
Lo peor de la política sale a flote, las luchas internas por el poder del partido de forma descarnada y haciéndolo de forma pública, sin el menor sentido común y sacando los peores trapos sucios para hacer daño al adversario.
Todo esto sin tener en cuenta el daño público de imagen y de calado que le pueden estar haciendo a su organización. Los simpatizantes, afiliados y representantes se ven este plato de mal gusto atónitos e incrédulos de que pase una cosa de tal enjundia con cientos de cámaras delante y millones de personas atentas al asunto.
Cuando los egos personales se ponen por delante del interés del partido, por delante de los intereses ciudadanos y del país, saltan por la borda todos los valores y funciones que se le presuponen a una organización política. Si todo esto lo condimentamos con declaraciones de dirigentes anteriores del partido y responsables de la gestión como Esperanza Aguirre o Celia Villalobos pidiendo la cabeza del presidente y secretario general del partido el culebrón está formado.
Los barones del partido no salen de su asombro ante tal situación incomprensible, muchos no queriendo ni pronunciarse, el único que pone un poco de sentido común es Feijóo pidiendo un poco de inteligencia en el asunto. Vemos lo surrealista de lo acontecido y el nivel alcanzado por los contendientes.
Esto nos hace ver que llegar demasiado pronto a puestos tan importantes, de tan alto nivel de un partido de estado o de la principal comunidad autónoma es un error. Nuestros dirigentes tienen que tener la preparación, experiencia y capacidad para ocupar puestos de tanta responsabilidad y exigencia.
Luego quieren que los ciudadanos no tengan desafección a la política y que estén interesados y crean en sus políticos, pues los ciudadanos esperamos mucho más de aquellos que quieren gestionar nuestro país.