11 de enero de 2023 / Juanjo Matas Rosúa
Texto revisado por Eva Aguilera Parejo
Continuamos con nuestra serie «Los Rostros del Exilio». Entrevistamos esta vez a José Antonio Sanjuan Moya, un lojeño de 32 años que se marchó de nuestra tierra hace seis para trabajar en banca y finanzas. Vivió 5 años en Cracovia (Polonia) y actualmente trabaja en Zúrich (la capital del país Helvético) para UBS, uno de los 29 bancos más importantes del mundo
José Antonio a los pies del lago de Oeschinensee, en Suiza
¿Cuál es tu formación, José, y por qué decidiste emigrar?
Yo estudié el Grado de Contabilidad y Finanzas en la Universidad de Granada. Cuando acabé, conseguí unas prácticas en un banco de Loja. Estuve trabajando durante cinco meses hasta que se me acabó el contrato. Como no había hecho Erasmus, tenía ganas de irme fuera, de probar a trabajar en el extranjero, y comencé a echar currículums. No solo estuve buscando trabajo fuera de Andalucía o de España. También eché currículums aquí, pero no me llamaron de ninguna empresa española.
¿Por qué Cracovia?
Solo hice entrevistas de trabajo con empresas extranjeras, pero con la que finalmente conseguí el trabajo fue con un banco americano. Primero, me hicieron varias entrevistas telefónicas. Finalmente, me hicieron una personal en Londres; ya que este banco no tiene sede en España y la más cercana era en Londres. Allí que me fui un fin de semana y salió bien: les gustó mi perfil y me contrataron para su sede en Cracovia.
El sector bancario es muy potente en Polonia. Muchos bancos deslocalizan parte de su actividad empresarial en este país, porque la mano de obra es más barata y tiene una buena formación académica. Normalmente concentran el área de ventas en ciudades como Londres, pero las áreas de apoyo como contabilidad o asistencia legal la deslocalizan a Polonia.
¿Cómo fue tu experiencia en Cracovia? ¿Cuáles dirías que son los choques culturales más fuertes con la sociedad polaca?
La experiencia en Cracovia fue muy buena. Yo empecé a trabajar en el banco americano que te he comentado antes, pero el trabajo que allí hacía no me gustaba mucho. Al año decidí cambiar de empresa y conseguí un puesto en el banco suizo UBS, donde aún continúo. En Cracovia viví otros 4 años, hasta que salió una vacante en Zúrich. Mi jefe nos la ofreció al equipo y yo me presenté. Me aceptaron y me mudé a Suiza. Mi intención es seguir en este país. Ya no me quiero mover más.
A nivel cultural el choque más fuerte con los polacos es que son muy fríos y conservadores. Allí el contacto físico está muy reservado. Eso de darse abrazos o tocarse al saludar, nada de nada. Las bromas y el sarcasmo tampoco lo entienden como nosotros, por lo que tienes que tener un poco de cuidado a la hora de decir según qué cosas. Luego, son muy tradicionales: sobre todo con la idea de formar una familia pronto, tener hijos, etc. Aquí somos más liberales en ese aspecto.
José Antonio en Cracovia, una de las ciudades polacas donde estuvo viviendo durante 5 años
El clima es horrible: no tanto por el frío, que eso yo lo llevo bien; sino más bien por la falta de sol. Que se haga de noche a las 3 de la tarde es algo que no llevaba bien. Pero en general yo me adapté bien. A los polacos cuesta llegarles; pero, una vez que trabas amistad con ellos, es para toda la vida.
Otra cosa que me chocaba mucho era el tema de los horarios para la comida y la importancia social que nosotros le damos. Era algo compartido con los italianos, que en Cracovia también había bastantes. En Polonia no siguen un horario para comer o cenar como nosotros. Allí les entra hambre a media mañana y se comen cualquier cosa. Luego, a la hora de comer lo mismo comen a las tres, que a las cinco de la tarde. Para nosotros, tanto a nivel cultural como gastronómico, la hora de la comida es importante: sentarte a comer, charlar, la sobremesa… Eso allí no existe.
¿Y en Suiza cómo esta siendo tu experiencia? ¿Qué diferencias aprecias entre españoles y suizos?
En Suiza la verdad es que hasta ahora genial. Se vive muy bien. Aunque el coste de la vida es bastante alto; los sueldos son muy buenos, no solo en mi sector. Cualquier trabajador gana un buen sueldo y le permite vivir bien y ahorrar.
A nivel cultural hay menos choque, ya que es un entorno más europeo y más internacional. Hay que tener en cuenta que el 25 % de la población en Suiza es inmigrante. Yo creo que en las ciudades este porcentaje es incluso mayor. Hay gente trabajando de todas las partes del mundo, por lo que la sociedad es muy abierta y plural.
Bajo mi punto de vista, la mayor diferencial social o cultural que veo es la conciencia ciudadana que tienen los suizos al respecto de cómo funciona su país y su Estado. Al tener un sistema de democracia directa, hay referéndums populares para casi todas las leyes. Además, el gobierno local es el que toma la mayoría de decisiones importantes y gestiona la mayor parte de los impuestos. Esto hace que los suizos estén muy informados y sean muy conscientes de para qué se usa el dinero público. También, los políticos tienen un contacto mucho más estrecho con los ciudadanos. Esto provoca que se les pueda «controlar» mejor y tengan que explicar con mayor profundidad las decisiones y planes que desarrollan.
En España cuando votas, tu representante se va a Madrid; y ni lo puedes ver, ni hablar con él. En Suiza, esto no pasa. Bajo mi punto de vista, eso crea una clase política más honrada y menos corrupta, así como una ciudadanía más consciente de cómo se gestiona el país. Pienso que en España nos vendría bien un cambio de mentalidad de este tipo. A mi parecer, los políticos en España hacen mucho más lo que les da la gana y rinden menos cuentas de las que deberían.
Si tuviera que definir a los suizos, diría que son precisos y cuadriculados. La improvisación no va con ellos. Lo planifican todo: tanto la vida laboral, como la vida social. Además, son extremadamente trabajadores. Tienen la cultura del trabajo muy arraigada. En Suiza la jornada laboral es de 42 horas a la semana. Es normal estar entre 9 horas o 9 horas y media en la oficina.
¿Qué es lo que más echas de menos, José?
La familia, el sol y mis amigos. La comida, no tanto; porque [en Zúrich] puedes comprar comida española. Pero a mi familia, sí. Cuando te mandan alguna foto estando en algún restaurante o celebrando algo, pues dices: «Me gustaría mucho estar ahí». Esos momentos son los mas durillos. Y, luego: el sol. Yo, cuando vengo a Andalucía en invierno, es como: «Pero si esto no es invierno» [RISA].
¿Planeas regresar?
Ahora mismo, no. El nivel de vida en Suiza es muy bueno, los sueldos están geniales, y no planeo volver. Tampoco me gustaría quedarme para siempre. Me gustaría regresar en algún momento; pero el nivel de vida que tengo en Zúrich, sería difícil de conseguir en Andalucía.
¿Cres que te podrías haber desarrollado profesionalmente si no hubieses emigrado?
En Andalucía estoy seguro que no. No hay oportunidades laborales para trabajar en la banca. En España, pues no sé. Quizás sí, si me hubiese ido a alguna gran ciudad. Pero en Andalucía estoy seguro de que no hubiera podido conseguir lo que he conseguido fuera. Además, en España es mucho más difícil ascender que en Suiza. Creo que en España no se valora tanto el esfuerzo, ni hay tantas oportunidades para poder ir progresando dentro de la empresa como pasa en este país.