Juanjo Matas Rosúa / Mayo 2022
El famoso pintor argentino Ricardo Carpani pintó el conocido mural en el año 1984 por encargo del Ayuntamiento de Loja. Uno de los impulsores de este proyecto fue el poeta y comunicador lojeño Juan María Jiménez

Mural de Ricardo Carpani en Loja
El mural de Carpani lleva casi 40 años presidiendo la Glorieta. Cuatro décadas siendo testigo mudo de todas las transformaciones de la ciudad lojeña. Esta enigmática pintura ha sido contemplada por miles de personas sin conocer su historia. En este artículo se pretende dar respuesta a los principales interrogantes que surgen tras contemplar el mural.
¿Quién fue su autor?
El autor de esta pintura fue Ricardo Carpani, un famoso pintor argentino cofundador del Grupo artístico Espartaco, una agrupación de artistas argentinos que tenían como objetivo crear un arte enraizado con su territorio y representar las luchas y necesidades de los trabajadores. Este carácter de izquierdas le costó el exilio de su país en la época de la dictadura argentina. Su arte siempre contuvo un gran compromiso con las luchas sociales y se basó en la libertad creativa y la experimentación.
Los murales tuvieron una importancia capital en el arte de Carpani, algo lógico ya que los murales se pintan en la calle, donde pueden ser contemplados por todos los ciudadanos, sin necesidad de tener que acceder a un museo o tener que pagar por entrar a una exposición de arte; Mª Eugenia Díaz Raya definió la obra de Carpani como “un arte para nutrir y alentar al pueblo en su vida cotidiana”
En 1974 tiene que exiliarse de Argentina por motivos políticos y desde 1980 a 1983 reside en Granada, estableciendo una profunda relación con Horacio Rébora, dueño del famoso bar La Tertulia, el lugar donde se fragua el nexo de unión entre Carpani y Loja.
¿Cómo surge pintar este mural y colocarlo en ese lugar?
Durante los tres años que Carpani vivió en Granada asistía en numerosas ocasiones al local de Rébora, un espacio frecuentado por jóvenes, estudiantes e intelectuales granadinos. En junio de 1983 Rébora organizó la I Semana Argentina en Loja, realizando un festival de tango en una de las jornadas. A ese evento fueron invitados Carpani y su mujer, Doris. En esos años Juan María Jiménez era concejal de cultura, por lo que presidió esta celebración y conoció al pintor argentino.
Rápidamente congeniaron y comenzaron a compartir muchas veladas de charlas y conversaciones. En una de estas noches, surge la idea de que Carpani pinte un mural para colocarlo a la entrada de Loja -que en aquella época era la Glorieta- para que todo el que entrase a la ciudad pudiera contemplarlo. La idea contó con el apoyo del ayuntamiento y Carpani se trasladó a Loja, junto con su mujer, para pintar el mural. El lugar donde el pintor instaló su estudio fue el antiguo ambulatorio, un emplazamiento cercano al lugar donde la pintura iba a ser colocada.
El alcalde de esos años era Manuel Martín Rodríguez (PSOE) quién en una entrevista concedida a Mª Eugenia Díaz, explicaba que tras las obras de renovación de la Avenida de los Ángeles la corporación quería dar contenido a la pared donde se ubica la pintura ya que “la zona era acogedora y de paseo, con el inconveniente que en su fondo quedaba el frontal de un bloque de viviendas que estaría ahí de por vida, con una gran pared vacía, como un gran lienzo en blanco, que desentonaba con la zona”
La idea de Manuel Martín era “realizar un gran museo al aire libre, realizar grandes murales por grandes artistas” finalmente, solo el mural de Carpani se llevó a cabo debido a problemas económicos y presupuestarios del consistorio lojeño.
El mural fue inaugurado en marzo de 1984, contando como pregonero e invitado de honor al famoso catedrático y poeta granadino Luis García Montero.
¿Qué simboliza?
Pocas cosas hay más interpretables en esta vida que el arte. Consultando el trabajo de investigación que hizo Mª Eugenia Díaz Raya sobre la pintura, aporta un documento escrito por Carpani titulado “Datos para una aproximación a la interpretación del mural de Ricardo Carpani”:
En el centro de la figura un hombre, de prominentes músculos y mano no desdeñosa del trabajo, mano que eleva y acaricia, amplia, como cuenca que ofrece sin temor, mano generosa. El gesto seguro y bello. En el centro de lienzo un hombre: un pueblo: LOJA.
Tras de él, dos caballos, llenos de ímpetu y bríos, capaces de surcar leguas y leguas sin temor al agotamiento; dos caballos que bien pudieran ser la ambivalencia o porque no, un reflejo de la principal figura y proyección hacia dos puntos distintos, que no encontrados. Su proyección hacia dos culturas, un allende los mares (recordemos nuestra participación en la Hispanidad que Colón iniciara por tierras de América) y otra de la que tan solo nos separa un lazo de mar: África, y de que tanto nos perdura, solo se necesita dar un paseo por nuestras calles para encontrarla, tras cada esquina.
Loja, segura y bella que ofrece y aporta sin renunciar a aquello que los demás supieran hacer bien y ella asimiló. Loja, amplia de miras de corazón abierto.
Podemos deducir que Carpani pretendía ejemplificar el carácter mestizo de esta tierra, resultado de la mezcla de culturas que -durante siglos- discurrieron por esta ciudad.
¿Cuánto costó?
El coste total fue de 400.000 pesetas de la época, incluyendo los materiales y los dos meses de trabajo que tardó el artista argentino en realizar el mural.
¿Se podría trasladar para garantizar su conservación?
Aunque la pintura sigue en relativo buen estado de conservación, los años no pasan en balde y comienza a deteriorarse. Uno de los mayores problemas que presenta su restauración o traslado es que el mural está realizado en planchas de fibrocemento, o como comúnmente se conoce este material, uralita. Un material extremadamente tóxico por el amianto que contiene.
Dado el valor que tiene esta pintura, y no habiendo recibido ningún tipo de mantenimiento en casi 40 años, sería conveniente desarrollar algunas labores de cuidado sobre el mural. Su traslado sería algo extremadamente complejo -y caro- de realizar, por lo que las acciones deberían ir destinadas a garantizar su conservación en el emplazamiento actual.
Agradecer a Juan María Jiménez su ayuda para realizar este artículo y también citar a María Eugenia Díaz Raya, que realizó un excelente trabajo de investigación sobre Carpani y este mural titulado “La huella argentina en Loja: El mural de Ricardo Carpani” del cual se ha extraído numerosa información para desarrollar esta pieza.