Esther Luque, de la cadena SER de Málaga, se hace eco de la última investigación arqueológica que se está produciendo en la cueva del Boquete de Zafarraya, lugar donde hace 40 años se encontraron un fragmento de fémur y una mandíbula completa de nuestro antepasado más cercano.
Cueva del boquete de Zafarraya. Foto de Carlos Todoterreno, de gpsmalaga.com
La cueva del Boquete de Zafarraya sigue suscitando un gran interés para los científicos que persiguen resolver la incógnita de la desaparición de los neandertales. La periodista Esther Luque ha publicado que, hace un par de semanas, un equipo de investigadores alemanes, franceses y españoles volvieron a la cueva para buscar restos de ADN que sirvan para resolver el puzzle sobre la extinción de los últimos neandertales.
Este nuevo estudio ha sido desarrollado por investigadores del Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana, la Universidad de Málaga, el Museo de Historia Natural de París y el Instituto alemán Max Plank de Leipzig
La famosa cueva
Cabe señalar que aunque lleve el nombre del municipio granadino de Zafarraya, en realidad está dentro del término municipal de Alcaucín, en la provincia de Málaga.
La cueva se constituyó como un refugio ocasional en las expediciones de caza del hombre neandertal. Situada en la vertiente sur de la Sierra de Alhama, a unos 1.100 metros de altura, en su interior fueron localizados restos de cabras montesas, caballos, ciervos y bóvidos, lo que demuestra su alta especialización en las prácticas de caza. Estas muestras nos hacen entender que su dieta habitual se basaría en carne, capturándose, preferentemente, entre los meses de primavera y otoño.
En esta cavidad natural de dimensiones reducidas -pues tan sólo podría ser ocupada por una veintena de hombres- también aparecieron restos óseos de hiena, oso pardo y león de las cavernas, lo que nos hace suponer que, las bandas de neandertales habitantes en la Cueva de Zafarraya, alternaron sus cortas estancias con las de los grandes carnívoros.
A parte de los restos óseos mencionados, relacionados todos con la fauna del lugar, en el interior de la cueva también fueron hallados los huesos de varios individuos, los cuales pudieron corresponder a dos miembros neandertales adultos de entre 25 y 30 años de edad. El hueso de la pierna en cuestión presenta claras evidencias de cortes realizados con herramientas de sílex que permitieron descarnar al individuo y acceder al tuétano. Este hallazgo ha hecho suponer la posibilidad de prácticas de canibalismo dentro de un contexto ritual. En el caso de la mandíbula, y según los estudios realizados, parecen corresponder a la de una mujer.
La extinción de los neandertales y su convivencia con el homo sapiens sapiens
Existen diversas teorías que intentan explicar la completa extinción de los hombres del neandertal. Tal vez la más extendida sea aquella que sugiere que fue el sapiens sapiens quien lograra una mayor capacidad de adaptación en un entorno de grandes cambios ecológicos.
A diferencia de los Hombres de Neandertal, los Sapiens fueron grupos más numerosos, con una clara especialización en el trabajo, una dieta más diversificada y, sobre todo, una tecnología más eficaz que le permitió ciertas ventajas con respecto al ámbito de la caza.
Pero esta circunstancia no debió ser la única. Los enfriamientos bruscos del clima y la extensión de las estepas para las que no estaban adaptados, dificultaron enormemente la supervivencia del Hombre de Neandertal. Muchos de sus grupos acabarían desapareciendo; otros, en cambio, lograrían pervivir durante algún tiempo en refugios favorables. Este fue el caso de la Península Ibérica.