Juanjo Matas / Diciembre 2021
Artículo revisado y corregido por Eva Aguilera Parejo.
Francisco es jornalero y agricultor regenerativo. Un tipo de manejo agrícola que se basa en tener un suelo con una buena salud, lo que asegura una gran fertilidad y no depender de abonos y productos químicos para sacar adelante las cosechas.
Francisco en su finca de olivos de Cuesta Blanca, una pedanía lojeña.
Francisco es un agricultor revolucionario. Lleva siete años cultivando su olivar de una forma radicalmente distinta a los manejos convencionales. No usa abonos ni fitosanitarios químicos, no usa herbicidas, no ara y las ovejas suelen ser compañeras de sus olivos.
A diferencia de otros ecologistas, Francisco sabe lo que son los sabañones en las orejas por el frío, los dolores por todo el cuerpo de tirar de los fardos congelados y tener el cogote abrasado por el calor. Este joven agricultor defiende y difunde los fundamentos de la agricultura regenerativa en las trincheras de los olivos, pegando varazos codo con codo junto a sus compañeros jornaleros. Por ello, cuando le pregunto cómo se describiría, lo tiene claro, y declara: «Soy aprendiz de agricultor y jornalero».
¿Cuál es el principal problema de nuestros olivares hoy en día?
El principal problema es que se ha perdido la fertilidad del suelo por las técnicas de manejo agrícola que se utilizan. Principalmente por dos factores; por el uso de productos químicos (fertilizantes, herbicidas, insecticidas y fungicidas) que se comenzaron a usar de forma masiva a partir de los años 60-80, durante la llamada «Revolución Verde». y el uso de maquinaria pesada para labrar el suelo.
Debido a esa falta de fertilidad, la única manera de conseguir cosechas es usar cada vez más fertilizantes químicos para poder llegar a conseguir las cantidades de aceituna que antes se conseguían con mucha menos cantidad de abonos.
El suelo de los olivares ha perdido la fertilidad. Los agricultores necesitan usar cada vez más fertilizantes químicos para conseguir cosechas.
Los agricultores son totalmente dependientes de la industria química. El olivarero confía todo su trabajo y su forma de vida a las empresas que fabrican los abonos. Estas empresas son las que están dando la fertilidad a tu olivar. Tu sustento económico depende de ellas.
Fíjate en lo que está pasando ahora, con los problemas de suministros de materias primas debido a la pandemia. Esto está afectando también a los fertilizantes químicos. Ya hay fábricas de abonos que han paralizado su producción por el aumento de los costes de fabricación, principalmente por la subida de precio del gas natural, el cual se utiliza para producir nitrógeno químico que es uno de los elementos esenciales para el crecimiento de las plantas. No le sale rentable seguir produciendo.
Los abonos han subido una auténtica barbaridad, pero no sólo ahora. Su precio lleva subiendo años. Las empresas que comercializan los fertilizantes son tres o cuatro en todo el mundo. Hay una situación de oligopolio que hace que su precio aumente año tras año. Y no sólo los fertilizantes: el herbicida que más se usa, el glifosato, ha subido su precio en un 300%.
Los agricultores deben saber que los fertilizantes se acaban, no son infinitos. Las materias primas de los que son extraídos se agotarán tarde o temprano. Y entonces, ¿qué pasará con todos nuestros cultivos? ¿Cómo vamos a garantizar la producción de alimentos? La agricultura necesita un cambio radical de sistema.
Si la falta de fertilidad del suelo compromete el futuro del olivar, ¿cómo podemos solucionar este problema?
La respuesta es la agricultura regenerativa. El pilar donde se sustenta este modelo de agricultura es la salud del suelo. Los agricultores tienen que ser conscientes de que su verdadero tesoro es su suelo, y no verlo como un mero soporte del olivo. Si un olivo se seca, puedes poner otro; pero si pierdes tu suelo, lo pierdes todo. Yo siempre digo que los olivareros no vivimos de nuestros olivos, vivimos de nuestro suelo.
Las técnicas de la agricultura regenerativa tienen tres objetivos principales: El primero, aumentar los microorganismos del suelo, que son fundamentales para el funcionamiento eficiente del mismo. El segundo, aumentar la materia orgánica que sirve de alimento a los microorganismos y el tercero el aumento de la biodiversidad en los cultivos.
Los suelos fértiles están vivos. Solo hay que fijarse en el suelo de un bosque. A un bosque nadie le echa fertilizantes ni insecticidas para controlar las plagas, y rebosa vida y fertilidad. En un gramo de suelo de bosque hay más de nueve millones de microorganismos. Esa biodiversidad que posee el suelo es la que da vida a las plantas, árboles y animales.
Francisco durante la temporada de la recogida de la aceituna en su finca de Cuesta Blanca.
La agricultura regenerativa usa técnicas para regenerar la vida en los suelos de los cultivos, en este caso, de los olivares. Una vez que tienes un suelo sano, puedes cultivar lo que quieras: lechugas, olivos, mangos, cereales…
La agricultura convencional ha eliminado la biodiversidad en los olivares. No sólo con el uso de fertilizantes; sino también con el uso de herbicidas, insecticidas y fungicidas. Estos productos eliminan todo ser viviente; desde hongos y bacterias hasta insectos y aves. Los olivares no tuvieron siempre el aspecto desértico que tienen hoy en día. En los olivares antes había pájaros por todas partes, insectos de todos los tipos, liebres, conejos, culebras, rapaces y mil tipos de reptiles. Eran ecosistemas. Hoy apenas albergan vida. Hay que revertir esto. La característica principal de un ecosistema es su equilibrio. Una vez que consigues mantener ese equilibrio te olvidas de luchar contra plagas o enfermedades. Todo estaría en orden y los problemas serían insignificantes.
Hablas mucho de los microorganismos del suelo. ¿Exactamente cuál es su función en mantener un suelo con una buena salud?
El suelo tiene tres pilares: microorganismos, materia orgánica (el alimento y el hábitat de estos microorganismos) y minerales. Si alguno de esos tres componentes falla; el suelo se desequilibra. Los microorganismos descomponen la materia orgánica en minerales haciéndolos solubles y asimilables por las plantas (olivos, en este caso). Si estos microorganismos no están hay que abonar con químicos ya que son altamente solubles. De ahí que la agricultura química pueda «funcionar» en suelos que no tienen ni materia orgánica ni microorganismos.
Además de la mala salud del suelo, ¿qué otros problemas afectan a nuestros olivares?
La erosión es otro problema muy grave en los olivares hoy en día. Desde la propia Unión Europea es percibido como un problema que hay que atajar y se están haciendo políticas para detener la erosión. Sin embargo, son insuficientes e ineficaces ya que el problema persiste.
La erosión hace que cuando caen lluvias fuertes o tormentas pierdas la capa más superficial del suelo, que es la más fértil y la más importante. Según un estudio de la Universidad de Jaén, el olivar jienense pierde cada año tres toneladas de tierra por hectárea, una auténtica barbaridad. Ten en cuenta que un centímetro de tierra fértil tarda en formarse 100 años y lo puedes perder en una lluvia de media hora. El agua lo arrastra y va directamente a los pantanos o al mar.
La erosión es otro de los problemas gravísimos de los olivares. En una tormenta de media hora puedes perder la capa de suelo que ha tardado 100 años en crearse.
Los causantes de esta erosión son el exceso de laboreo (de arar la tierra) y el uso de herbicidas. Los agricultores creen que la hierba debe ser eliminada en todo momento y eso no es así. Ojo: tampoco se puede dejar crecer la hierba sin control. La cubierta vegetal hay que controlarla para extraer todos sus beneficios, que son muchos; pero controlando que no perjudique a nuestro olivar. Tener una cubierta vegetal controlada permite mantener la estructura del suelo. Digamos que «sujeta la tierra» ante episodios de lluvias fuertes y hace que no se pierda.
El exceso de laboreo es otro problema. Se ara mucho y muy profundamente; para eliminar la hierba con un pase superficial es suficiente, pero se tiene la costumbre de ahondar mucho y de dar varios pases al año. También se debería de adaptar al terreno. Arar en un olivar con pendiente es garantía de erosión. La cubierta vegetal bien gestionada es la solución.
No hay que dejar de arar. Hay que hacerlo lo mínimo indispensable y con un sentido. Y, sobre todo, adaptar el laboreo al tipo de terreno. No es lo mismo que tengas un olivar en pendiente que en llano. Esto es algo que a los agricultores les cuesta mucho de asimilar, pero es fundamental. Ya que, cuanto más profundo y más ares, más estás perjudicando tu suelo y más dinero estás tirando.
Ante un contexto de cambio climático donde cada vez llueve menos, ¿cuál es tu opinión acerca de los olivares de regadío?
El olivo nunca ha sido un árbol que se haya regado. Lo que pasa es que si lo riegas, produce mucho más y es mucho más rentable. ¿Cuál es el problema? Cada vez llueve menos y cada vez el período sin lluvias es más amplio. Ahora deja de llover en abril y hasta octubre no vuelve a llover. Son muchos meses sin agua y el olivo es más vulnerable.
Además, no sólo llueve menos, sino que lo poco que llueve no se infiltra en el suelo. Por lo que las reservas de olivo son menores para aguantar la temporada sin lluvias. ¿Por qué disminuye esta infiltración? Por la mala salud del suelo y la falta de materia orgánica que hay en él debido al exceso de laboreo del que hablamos antes. Los suelos de los olivares apenas tienen materia orgánica.
Tú coges un puñado de tierra de bosque y lo hueles y huele a suelo vivo, a humedad, a montaña. Un puñado de tierra de un olivar está muerto. Los suelos de los olivares ahora tienen un 0.1 o un 0.3% de materia orgánica. Hay estudios que afirman que por cada punto de materia orgánica que se aumenta en el suelo este es capaz de retener 150 000 litros de agua por hectárea. Multiplica eso por todas las hectáreas de cultivos de olivares que hay en nuestra comarca.
Por esta serie de factores los olivos cada vez son menos resistentes a las sequías. Las técnicas convencionales de manejo (uso de abonos químicos, herbicidas, fungicidas y excesivo laboreo) hacen que cada los olivares sean más dependientes del riego para sacar cosechas adelante.
Los olivares cada vez son menos resistentes a las sequías. Las técnicas convencionales de manejo hacen que cada vez los olivares sean más dependientes del riego para poder sacar cosechas adelante.
A modo de resumen: Francisco, ¿cuáles serían las ventajas de la agricultura regenerativa frente a la convencional?
La principal ventaja, bajo mi punto de vista, es el empoderamiento de los agricultores frente a las grandes multinacionales de fabricantes de abonos y fitosanitarios. La agricultura regenerativa permite a los agricultores no depender de estas empresas para sacar adelante sus cosechas. Esto se traduce también en un ahorro económico y un aumento de la rentabilidad en los cultivos al no tener que gastar tantísimo dinero en productos químicos.
La segunda ventaja es la ambiental. Conviertes tu finca en un ecosistema libre de productos químicos y venenos. Fomentas la biodiversidad y un sistema de producción de alimentos que promueve tanto la salud de las personas como de nuestro medio ambiente. Los agricultores comenzarían a trabajar acorde con la naturaleza y no contra ella, como pasa actualmente.
Entonces, Francisco, este tipo de agricultura es rentable, no es una utopía de hippies.
[RISAS] No, no, para nada. Este tipo de agricultura bien gestionada es muy rentable en el olivar. Te pongo un ejemplo: la multinacional de Nestlé está invirtiendo en esta agricultura para sus cafetales. Esto no es una utopía de hippies. Siendo regenerativo puedes obtener mayores rentabilidades que con la agricultura convencional. Haciéndolo bien, obviamente, y poniéndote en manos de profesionales. No cualquiera puede hacer este tipo de manejo. Yo llevo seis años formándome, yendo a cursos, haciendo pruebas, experimentando, estudiando todos los días y, sobre todo, equivocándome, con los errores es con lo que más se aprende en el campo.
¿Cuánto tiempo se tardaría en pasar una finca de olivos de manejo convencional a agricultura regenerativa y que tenga rentabilidad?
De un año para otro puedes cambiar el modelo y ser rentable. Lo que sí tarda más años es construir ese ecosistema del que hablábamos antes. Pero ser rentable en un año. De un año para otro puedes dejar de echar químicos al suelo y mantener los niveles de producción.
Francisco tiene una finca de olivar certificado en ecológico y manejado con técnicas de agricultura regenerativa en Cuesta Blanca, una pedanía de Loja, en el Poniente Granadino. Posee un extenso conocimiento en este tipo de agricultura; Durante su formación en estas técnicas agrícolas ha asistido por toda la geografía española a decenas de cursos impartidos por los mayores expertos del mundo en agricultura regenerativa.
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