Sergio Piñar Guerrero
Estudiante de Ciencias Políticas
Vete al médico
Mi segundo artículo publicado aquí terminaba diciendo que el problema de la salud mental en nuestro país daba para otro completo; lo cierto es que da para muchos más. Por supuesto el artículo de hoy va a ir sobre eso, pero no voy a mostrar datos; ya todos sabemos que es un problema muy presente en nuestro país y que con la pandemia los casos de enfermedades mentales se han disparado siendo realmente preocupantes entre los jóvenes; lo que hoy quiero hacer es contar una historia real de una persona que hace 2 años, cuando poco a poco iba saliendo del túnel de la depresión, decidió mostrar lo que le había ocurrido en redes sociales. Esta es su historia, pero estoy seguro que la de muchas personas más.
Para ella la depresión comenzó con pequeños ataques de ansiedad y otros síntomas como dolor de encías a causa del estrés; en esos momentos no se podía imaginar que era algo mucho más grave como lo que posteriormente le diagnosticaron. Con el tiempo los ataques de ansiedad eran más graves y aparecían sin ningún motivo aparente. Lo que puede resultar más extraño pero que no lo es en realidad, es que después de padecer estos ataques podía salir a la calle, como si nada hubiera ocurrido, con un rostro que mostraba felicidad a la gente que le rodeábamos pero que escondía una triste realidad. A todo esto se le sumaba un sentimiento de culpabilidad ante el sufrimiento que provocaba a su entorno su propio dolor
Andalucía apenas tiene una tasa de 3 psicólogos cada 100.000 habitantes. La media de España es de 6 y la...
Leer másY como para muchas personas que sufren la depresión, la cima de esta se traduce en pensamientos de autolesión y de suicidio, que en muchos casos llegan a consumarse. Los ataques de ansiedad, la falta de aire, el sentimiento de culpabilidad, las autolesiones, las lágrimas, los pensamientos de quitarse la vida, entre otros, síntomas propios de una depresión que le hicieron ponerse en manos de una profesional.
Fue la psicóloga quien puso nombre y apellidos a lo que ella estaba padeciendo: trastorno mixto ansioso- depresivo moderadamente grave, un tipo de depresión que provocaba una apariencia exterior que no se correspondía con lo que realmente estaba sintiendo en su interior; es decir, que a pesar de estar muy mal anímicamente lo que se veía en su rostro era una sonrisa que aparentaba una falsa felicidad. Esto hacía que ni las personas de su entorno ni ella misma nos diéramos cuenta de la realidad. Literalmente, en palabras de ella, su psicóloga fue quién le salvó.
En estos dos últimos años, la pandemia y otros factores han hecho que en España se le comience a dar cada vez más importancia a la salud mental. Hace muy poco hablar de las enfermedades mentales era un tema tabú para muchas personas, una barrera que poco a poco se está rompiendo, especialmente entre la población joven como podemos ver en este caso. Esto ha provocado que comience a ser un asunto de debate político y social; pero de nada sirve hablar de salud mental si desde la Administración Pública no se ponen en marcha recursos para que cualquier persona, independientemente de sus ingresos, pueda permitirse recibir atención psicológica.
El relato de este artículo, estoy seguro, podría ser el de otra persona que probablemente lo esté leyendo ahora mismo. Tristemente habrá personas que se sientan identificadas, pero para eso, para ayudarles, ella decidió contarlo a través de sus redes sociales hace dos años y hoy lo hace aquí. Gracias Bea.