José María Martín
Trovador en la Última Frontera
Esta mañana me he despertado
Esta mañana,
me he despertado
o bella, adiós,
bella, adiós,
bella, adiós, adiós, adiós
triste es la flor,
del partisano
en pos de la libertad.
Y he comprobado,
el resultado,
o bella, adiós,
bella, adiós,
bella, adiós, adiós, adiós,
pues ha ganado,
la tal Meloni,
parece una meloná.
La antigua Roma,
nostálgicos del imperio,
del poder de césares,
de águilas, de legiones,
centuriones y laureles.
Acaso no conocimos,
otros nostálgicos de grandeza,
que, solo destruyendo pueblos,
gentes, personas, y vida,
satisfacían soberbia y egos.
La vieja Italia,
de Ducados, Marquesados
Principados, y Papados,
mercaderes, y mecenas,
de pensadores y artistas.
Acaso no conocisteis,
la intransigencia, el fanatismo,
la intolerancia, el dogmatismo,
llevando a la pira, a la hoguera,
todo lo riguroso, y científico.
Desconocéis que quemaron,
a Galileo, y a Copérnico,
libros y saber, chamuscados,
los conocimientos, calcinados,
y sus creadores abrasados.
La joven Italia,
¿Qué diría Manzini?,
¿qué diría Garibaldi?,
de su hija querida,
gobernada por fascistas,
por magnates televisivos,
y nacionalistas racistas.
Acaso no conocisteis,
tantos italianos sin salida
la emigración, la partida,
aquel éxodo de gente,
para buscarse la vida.
Desconocéis entonces,
el sufrimiento de llegar,
a muchas nuevas tierras,
para vivir y poder trabajar
¿Por qué perder entonces,
vuestra ganada, dignidad?
La Italia rescatada,
de la locura, de un loco,
la dictadura de un tirano,
al que algunos ahora aúpan,
como si fuese un hermano.
Acaso no fuisteis rescatados,
de las garras del fascismo,
llevados a la democracia,
por los soldados aliados,
y los valientes partisanos.
No habéis visto novecento,
no os hablaron los abuelos,
de dolor y sufrimiento,
del odio de camisas negras,
masacre y fusilamiento.
La Italia de ahora,
que no mira más allá,
de vuestra regalada,
confortable, cómoda,
tranquila y anodina vida.
Acaso no sabéis que Europa,
es nuestro futuro común,
bastión de las libertades,
derechos y Democracia,
nuestra familia y morada.
O creéis que las subvenciones,
las ayudas, las garantías,
para hacer las autovías,
los puentes, trenes, tranvías,
que Venecia no se hunda,
es por vuestra bella cara.
Aquí os dejo unos versos,
del poeta, Temistocle Solera,
del libreto de Nabucco,
del coro de los esclavos,
y que Verdi compusiera.
Quedando una esperanza
“Espera”,
(que está dando un terremoto)
“vaya susto”
“Me pongo como una moto”
Quedando a mí la esperanza,
que, para el siguiente voto,
la enseñanza de estos versos
no caigan en saco roto.
Oh mi patria
tan bella y perdida
Oh recuerdo tan caro
y fatal
Arpa de oro de
fatídicos vates
¿Por qué cuelgas
muda del sauce?
Revive en nuestros
pechos el recuerdo
¡que hable del tiempo
que fue!
Canta un aire
de crudo lamento
que te inspire
el Señor un aliento
que al padecer
infunda virtud.