La precariedad golpea profundamente a los jóvenes andaluces. Un drama social del que poco se habla pero que supone una incapacidad total para poder desarrollar un proyecto de vida.

Estos datos los publica Intermon Oxfam en un reciente informe titulado “Tiempo de precariedad. Por qué es imprescindible una reforma laboral ambiciosa que ponga freno a la temporalidad laboral de las personas jóvenes”. El problema no es sólo de Andalucía, pero, por desgracia, somos los campeones en este triste ránking.
La ONG desmonta el mito de que la temporalidad se debe a la estacionalidad de sectores como la hostelería. Ya que, por ejemplo la construcción, tiene también una temporalidad del 40% (lo cual sólo se explica por motivos de beneficios de los empresarios en los contratos basura). Además, para los sectores que son estacionales existen los contratos fijos-discontinuos, un tipo de contrato indefinido que se adapta a la estacionalidad de estas actividades y no implica un despido cada vez que el verano acaba.
Esta temporalidad hace que 2 de cada 3 personas menores de 35 años estén en situación de pobreza laboral. De los más de 3 millones de contratos de menos de 7 días de duración firmados este año más de la mitad corresponden a menores de 35 años
Esta temporalidad hace que 2 de cada 3 personas menores de 35 años estén en situación de pobreza laboral. De los más de 3 millones de contratos de menos de 7 días de duración firmados este año más de la mitad corresponden a menores de 35 años. El trabajo temporal ha pasado de representar el 27,6% en 2008 al 36,1% en 2021 para los trabajadores de 16 a 34 años.
Para una generación que se ha visto golpeada por dos crisis, esto se traduce en una reducción de oportunidades vitales. A finales de 2020, el incremento de la carencia material severa alcanzó el 9,3 para las personas entre 19 y 29 años.
Esta ONG propone 10 medidas para luchar contra esto:
- Fortalecer la economía de empresas de valor añadido y el impulso de la pequeña y median empresa para aumentar su competitividad.
- Continuar subiendo el salario mínimo interprofesional.
- Reforzar el poder de negociación de los trabajadores.
- Garantizar la representación de los jóvenes en las organizaciones sindicales.
- Promover cambios ambiciosos en el marco de las relaciones laborales para reducir la temporalidad.
- Fortalecer la flexibilidad interna frente al despido masivo como mecanismo de ajuste empresarial ante las crisis sobrevenidas.
- Impedir que subcontratar empresas sea un mecanismo válido y utilizable por los empresarios para pagar menos salario.
- Aumentar la protección social contra el desempleo de las personas jóvenes.
- Reforzar las políticas activas de empleo.
- Promover una contratación responsable por parte de las administraciones públicas que reduzcan la precariedad.