Miguel Jáimez
Asesor laboral.
Rojo o Facha
Nos están llevando de nuevo a estos términos que cada vez se usaban menos. Hay muchos políticos cuyo sistema de tenernos enfrentados y hacernos de su “equipo”, nos lleva a querer ser como ellos. Deciden que son los puros de sus ideas.
El uso de la confrontación está llegando a la calle desde el parlamento que es lo peor. En los plenos del congreso y en los controles al gobierno, en vez de hablar de política o de hacer consultas sobre gestiones, se busca el titular o el adoctrinamiento pensando en votos.
La simpleza de los términos o de las ideas nos lleva a crear grupos estancos y quien se salga de ahí no es del grupo o de las ideas políticas determinadas por un partido o una ideología. Para sentirse o ser español tienes que ser de derechas, o para ser culturalmente rico, de izquierdas. Eso no es así, los que nos sentimos ciudadanos del siglo XXI no queremos volver a cometer errores del pasado.
Se llama transversalidad a esas ideas políticas que son suscritas por los representantes de todas o la mayoría de las ideologías. Nadie tiene una verdad suprema de las cosas o de cómo hacerlas que es lo mejor, a los partidos les interesa que seamos de ellos sin tener mucha libertad de pensamiento o de que podamos pensar que otros pueden estar acertados en otras posiciones.
La política debe cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos llevando a cabo una modernización y revolución cultural, ideológica y social, que haga que las personas no se enfrenten sino que las ideas puedan circular desde posiciones típicamente de izquierda hacia la derecha y en sentido contrario. Es decir, la materialización de un pensamiento moderno que lleve a que la gestión sea tan importante para un partido, que si las ideas son provenientes de un partido contrario sean aceptadas si son buenas para el fin común. No estar en la contra por sistema.
Lo mismo tiene que pasar en la calle. Tenemos que avanzar, los ciudadanos ya no tenemos que vernos o identificarnos por ser de una ideología u otra. Cada uno es libre de pertenecer o estar más cercano a unas posiciones, pero no puede estar mal visto que veamos en un momento dado las ideas de otras corrientes como lógicas o buenas para el interés común.
Creo que este país debe crecer en que los partidos tomen a los ciudadanos con más respeto y no nos intenten enfrentar. Deben explicar sus posiciones y marcar diferencias con el contrario pero no llevarnos a la confrontación porque una gran mayoría nos sentimos libres y no adoctrinados, de tal forma que no veamos los errores que se comenten o los aciertos provenientes de sectores contrarios a nuestra posición más habitual.
Como resultado de esto, es más efectivo para una sociedad que quiera mejorar y vivir en paz, fomentar el respeto y la libertad que buscar la confrontación. Somos un país de ciudadanos libres y cambiantes, no nos dejemos llevar por posiciones cerradas y obsoletas sino integradoras y evolucionadas.
Que la obtención o retención del poder no esté por encima de los intereses de los ciudadanos, que los ciudadanos no nos dejemos llevar porque sean ideas provenientes de los partidos que son de nuestras ideologías más cercanas sino por lo que son esas ideas, si son convenientes o no para la mayoría.
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