Miguel Jáimez
Asesor laboral
Muchas son las demandas y los recursos son limitados en los ayuntamientos, pero cuándo se planifica y presupuesta los ingresos y gastos se tienen que tener en cuenta que es lo más prioritario en la ciudad, a veces vemos actuaciones pensando más en las próximas elecciones que en las necesidades más acuciantes.
Si nos basamos en las competencias que por ley le corresponden a los ayuntamientos, vemos las que cubrir y, a veces, no tienen los recursos para tanto. Por tanto hay que priorizar, se tiene que tener claro cuáles son las prioridades, no se puede gastar sin sentido.
A veces se utilizan muchos recursos en actividades de ocio, cuando acucia más actuaciones urbanísticas o en seguridad como dotar de medios a la policía local, aumentar el personal. Se gasta mucho en publicitar en ferias de turismo y no se adecentan las zonas donde está el patrimonio, es decir no se tiene acondicionado y mejorado el producto y se trata de vender en mercados que no se obtienen clientes.
Se gasta mucho en gasto superfluo y no en necesidades básicas que nos preparen para el futuro por poner un ejemplo gastamos en adornos florares y no en plantas de larga duración, planificamos un gran parque y no lo dotamos de un mantenimiento duradero.
Acondicionamos parques infantiles en mucho barrios y no revisamos sus deterioros para que su conservación y funcionamiento sea mucho más duradero, se gasta dinero en levantar calles y arreglarlas y al poco tiempo que se pone en funcionamiento hay que volver a levantarlas por averías por no haber realizado la obra correctamente.
Llevamos a cabo una infraestructura como las piscinas cubiertas con un gasto sumamente importante y cuando llegamos al momento de su apertura nos encontramos muchos fallos en las instalaciones por no tener bien planificados los materiales y suministros necesarios con el gasto que esto supone.
Se gasta mucho dinero en una obra como la supuesta guardería infantil de la calle Tierno Galván y pasan los años y se deja abandonada sin ningún uso y cada vez más deteriorado el edificio. En definitiva, es usar el dinero público con sentido, priorizando las necesidades más importantes y haciendo un uso eficiente de los recursos.