Miguel Jáimez
Asesor laboral.
La frontera de la muerte
No puedo entender que mueran 39 personas en un salto a la valla de Melilla y no sea noticia de primera página en ningún medio informativo, ¿Tan insensibles no estamos volviendo? ¿Qué pasa en las personas, ya no nos afecta la muerte de tantos seres humanos?
Y sale a explicarnos el presidente que es culpa de las mafias de los movimientos migratorios, pero, ¿Cómo han muerto estas personas? ¿A manos de quién? De la gendarmería marroquí. Esta tragedia está pasando en nuestra frontera y como si nada.
La desigualdad tan grande entre los países ricos del norte y la extrema pobreza del sur empujan a esas personas en busca de una vida. Las guerras, el hambre, la miseria, hacen que se produzcan viajes de miles de kilómetros buscando la supervivencia.
Mientras Europa no busque soluciones a nivel global de la pobreza de esos países van a venir, no les queda más remedio. Se juegan todo, ¿Tan difícil es de comprender? No podrá solucionar España nada por sí sola si no se implica el resto ya no de Europa, sino del mundo.
Un país como Marruecos, un reino que actúa como una dictadura, que exprime a su pueblo y la realeza es cada vez más rica y el pueblo es cada vez más pobre, al que financiamos para que sea el escudo de esta inmigración y se salta los derechos humanos matando a tantas personas, tratan a los heridos mucho peor que al ganado como se ha podido ver en esas imágenes tan crueles, mientras tanto nosotros hacemos la vista gorda.
Si la solución para proteger nuestras fronteras es matando gente inocente que vive huyendo de la violencia en sus países, hemos perdido la dignidad humana, necesitaremos reinventarnos, buscar otro tipo de soluciones y que Europa se implique más con recursos. No es fácil poner medidas y cambiar la situación de África, pero no podemos haber saqueado sus recursos y ahora matar a todo aquel que se quiera acercar a la frontera, algo debe cambiar, la vida humana debe de estar mejor protegida.
Desde aquí también quiero manifestar mi apoyo a las fuerzas de seguridad del estado, que hacen su labor lo mejor posible y debe ser muy complicado. Ellos llevan a cabo las acciones que se le encomiendan pero las autoridades responsables deben cambiar las formas de parar esa inmigración, no con la muerte. Que mejoren la vida en los países de origen, será una ingenuidad, pero la solución debe partir de ahí, de acabar con la pobreza y las guerras.
¿Cuántas muertes serán necesarias para darnos cuenta de que las muertes de otros no les va hacer retroceder? Que solo mejorando la situación de sus países podremos poner freno a la llegada de inmigrantes a nuestras costas, a nuestras fronteras, a nuestros pueblos y ciudades.