Miguel Jáimez
Asesor empresarial
La libertad de poder opinar sin consecuencias.
La dificultad de empezar hacer algo que no has hecho nunca, cuando me proponen hacer una columna mi ser impulsivo de pronto se alegra de poder hacer algo que le encanta. Escribir y contar cosas. Pero luego, sale el otro ser, más reflexivo que me dice: “Frena que es hacer algo que tú no has hecho nunca” y ¿Cuáles pueden ser consecuencias puede tener ponerte en la palestra?.
En fin, vienen los miedos o como uno va ya para mayor, aunque tenga a un Peter Pan dentro, piensa a veces en lo que le puede afectar hacer una columna de opinión o por lo menos de reflexiones públicas. Pero bueno, mi ser creativo y rebelde le da una patada al precavido y acepta este ofrecimiento.
Comienza mi cabecita a darle vueltas a esta primera entrega y me viene con fuerza el motivo de esta y no es otro el que hacer un planteamiento que me da vueltas rondándome mis pensamientos, y es la pregunta de que:
¿Después de cuarenta y tantos años de democracia hemos aprendido a saber respetar la ideas de los demás, las opiniones de los demás?.
Porque veo que, en muchas ocasiones, el mostrar un razonamiento públicamente o por redes sociales pueden ser contraproducente para ti o para tu amistad con los demás. Lo que me hace plantearme algunas cuestiones:
¿Es tan difícil poder entender que las opiniones son libres y respetables?.
¿Qué la palabra es la única forma de expresar lo que tú crees que es mejor para la sociedad en dónde vives y aunque la ora parte entienda que estás equivocado es respetable?.
¿Qué una sociedad avanzada para lograr que mejore no puede partir de que creamos que nuestra forma de pensar es la única y la que solo puede tener razón quien comparte mis ideas?.
El respeto y la confrontación de razonamientos es el mejor método para llegar a conclusiones que nos hagan avanzar hacia una mejora para todos sin que se vea limitada nuestra aportación para una mejora real.
En definitiva, debemos aprender a respetar al otro. Aunque creamos que está equivocado. Debemos aprender a que cada cual opine lo que quiera, siempre que lo haga dentro de un respeto y unas buenas formas. Debemos aprender que nadie tiene la verdad suprema e incontestable. Debemos aprender que todos podemos estar acertados en ocasiones y equivocados en otras y es totalmente respetable. Que si otras opiniones nos muestran que estamos equivocados en nuestros planteamientos y cambiamos de opinión no es malo, no es no tener personalidad, como se dice mucho en la actualidad, que si es desde el convencimiento y la reflexión madura es un logro y no una derrota.