26 de marzo 2023 / Juanjo Matas
Desde los olivares de montaña de Montefrío o Íllora, pasando por los cultivos de la vega del Genil, la oveja lojeña criada en la Sierra de Loja o los viñedos de Alhama de Granada, nuestra comarca produce unos alimentos de calidad excepcional que debemos conocer y promover
Una de las acequias tradicionales en la vega lojeña. Foto de La Plaza Digital
Desde los olivares de montaña de Montefrío, Moclín o Íllora, en el norte del Poniente Granadino, pasando por los cultivos que se desarrollan en la vega del Genil en Huétor Tájar, Salar, y Villanueva Mesía -usando técnicas de riego tradicionales con siglos de historia- la conocida oveja lojeña, que se alimenta en los pastos de altura de la Sierra de Loja, hasta los viñedos y almendrales de Alhama, el Poniente posee una riqueza agrícola y ganadera enorme, produciendo unos alimentos de altísima calidad que debemos conocer, fomentar y consumir.
Dos Denominaciones de Origen Protegidas y una raza autóctona de oveja única en el mundo
La calidad de varios de los productos agrícolas y ganaderos del Poniente Granadino está certificada por dos Denominaciones de Origen Protegidas. La primera de ellas fue el espárrago de Huétor Tájar, que goza de un sello de Indicación Geográfica Protegida desde el año 2000.
El aceite de oliva de la comarca también posee de uno de estos distintivos, englobando a una gran cantidad de almazaras del Poniente que producen y envasan bajo esta marca, conseguida en 2003. Desde entonces, los premios y reconocimientos a la calidad de estos aceites no han hecho más que aumentar temporada tras temporada.
La raza de oveja lojeña, o “rabúa”, es una raza autóctona de la Sierra de Loja, que también se distribuye por Alhama y Zafarraya. Produce una carne muy apreciada por los amantes de los corderos al estar alimentada, mayormente, por los pastos de altura en la sierra lojeña.
En las próximas semanas iremos hablando de todos estos productos, conociéndolos más a fondo y exponiendo todos los beneficios que conlleva su consumo, desde una menor huella ecológica hasta una mejor salud.
La agricultura en el Poniente, una herencia fenicia, romana y árabe de miles de años de historia
Nuestra agricultura, ganadería y gastronomía son la impronta de las civilizaciones que han poblado este territorio, dejando cada una de ellas su huella en los cultivos desarrollados, las técnicas agrícolas usadas y la gastronomía resultante del consumo de todos estos productos.
Los fenicios trajeron los olivos a Andalucía, hace más de 3000 años, aunque fueron los romanos quienes convirtieron a esta tierra en una de las mayores exportadoras de aceite de oliva. Otro de los productos estrella de nuestra tierra, el espárrago, fue importado por los árabes – y era tratado como un manjar exquisito- al igual que la berenjena, la alcachofa, o las espinacas.
Los árabes, los verdaderos precursores de nuestra agricultura
Durante el periodo de dominación árabe fue cuando se produjo el gran florecimiento de la agricultura en nuestra comarca, ya que, durante época romana, las explotaciones agrícolas se circunscribían a las villas romanas y a su entorno, cerca de puntos de agua y vías de comunicación.
Los musulmanes fueron quienes crearon la agricultura intensiva en las huertas, gracias al desarrollo de las técnicas de regadío. Unas técnicas que perviven en nuestros campos en forma de acequias, y que, aún hoy, podemos contemplar en la vega del río Genil, regando las mismas huertas desde hace más de 500 años, creando un paisaje agrario que todavía pervive.