Juan Alonso
Gestor Cultural
¿Innovas o renuevas?
Podría decir “junto a”, pero la experiencia me lleva a pensar que “frente a” la cultura de la innovación crece y se justifica en las sociedades locales la cultura de la novedad. No se trata de profundizar en el significado confuso de ambos términos, en cuya diferencia ni siquiera el diccionario matiza con claridad, pero sí de hacer una reflexión sobre el uso y abuso del verbo innovar, para referir aquello que solo aporta una novedad. Otra más, dentro de lo mismo.
Abordo este escrito en un medio de comunicación comarcal propio de un entorno rural y agrario, proclive al cultivo dominante de inercias comunitarias tradicionales; en lo económico y social, en lo cultural en su conjunto. Y desde aquí me pregunto: ¿pueden nuestros territorios aspirar a la innovación, o a lo más que podemos llegar es a acumular novedades? ¿Debemos resignarnos a seguir la estela de las modas urbanas con nuestras maletas nuevas cargadas de usanzas viejas?
Cabe pensar que quizá también nosotros estemos llamados a producir futuro desde lenguajes propios. Creo que en nuestros entornos locales hace falta innovación como agua en octubre. Innovaciones que anticipen tendencias, que sean visionarias. Que sepan leer el futuro en sus desafíos para transitar los tiempos que vienen -y que ya están aquí- con respuestas distintas a las tradicionales; respuestas transformadoras, de esas que cambian las claves para que todo cambie.
Opino que desde la mentalidad tradicionalista dominante es difícil la innovación, porque conservar e innovar son conceptos antagónicos. Desde las rutinas acostumbradas, a lo más que podemos aspirar es a incorporar a lo cotidiano novedades insustanciales, adoptando cambios superfluos o estéticos, para que en el fondo de las cosas, en esencia, nada cambie. Al fin y al cabo, la tradición número uno de toda tradición es no cuestionar la tradición.
Ya. Ya sé que el párrafo anterior es discutible y hasta provocador, dirán algunos, pero si en el debate llegamos al acuerdo de que innovar es un método adecuado para transformar la realidad hacia escenarios diferentes, por una regla de tres, renovar resultará el procedimiento ideal para perpetuar más de lo mismo.
Pienso que no es suficiente adaptar nuestros hábitos seculares a los tiempos que corren con pátinas que lustren la herrumbre y arranquen el liquen. Hay que atreverse a escribir lo inédito, a recorrer lo inexplorado. Siendo realistas, nuestros territorios rurales no pueden conformarse con tramitar una realidad tan deficiente. ¿Estudias o trabajas? Tirando del modo tradicional para ligar chungo, pienso preguntarle a cualquier plan de futuro que se me ponga por delante algo del todo desconcertante: ¿innovas o renuevas?