Charlamos con María del Carmen, arquitecta y experta en Estructuras y Rehabilitación Arquitectónica, sobre la situación del casco histórico de Loja: desde cómo afecta no tener un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) a las causas de la degradación de los Cascos Históricos en ciudades medias.
Hace unas semanas tuvimos una charla con María del Carmen Figueroa Martin, arquitecta y experta en Estructuras y Rehabilitación Arquitectónica por la Universidad de Granada, con diversos premios en concurso Internacional de ideas para un centro de arte en Bruselas y la remodelación de una parte del campus de la Universidad de Almería. Una arquitecta aventurera, en constante aprendizaje y con incansables ideas. Además, conocimos algunos de sus proyectos más personales como la rehabilitación de una fábrica azucarera para un nuevo campus universitario.
Con ella hablamos largo y tendido sobre la situación del casco histórico de Loja: desde de cómo afecta no tener un PGOU a las causas de la degradación de los cascos históricos en ciudades medias.
Actualmente Loja no tiene un PGOU y se rige por Normas Subsidiarias, ¿Cómo afecta que una ciudad de más de 20.000 habitantes, 17 pedanías y una superficie de casi 500 km 2 no tenga un PGOU?
Loja, al igual que otros municipios de la provincia como lo pueden ser Santa Fe o La Zubia, se encuentra en la lista de municipios regidos, no exactamente por unas Normas Subsidiarias (es un instrumento de ordenación urbana que suple la falta de Planes Generales de Ordenación Municipal o un contenido mínimo que define la ordenación urbanística concreta del territorio de los municipios), sino por las respectivas adaptaciones a la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía de estas durante las primeras décadas del siglo XXI.
En el caso de Loja, sus Normas Subsidiarias fueron aprobadas en el año 1993 y su adaptación en el año 2009. Lo mismo ocurre en Santa Fe y La Zubia, cuentan con unas Normas Subsidiarias del año 1995 y 1998, con adaptaciones en el año 2009 y 2013, respectivamente. Con todo esto, lo que se desprende no es la idea de un abandono del municipio de Loja, sino más bien una casuística habitual en el territorio urbanístico andaluz.
No obstante, es importante tener en cuenta, que las Normas Subsidiarias son una herramienta normativa que tiende a la desaparición y que, en el caso de Loja, ya se encuentran en un proceso de renovación plena, a través de la redacción del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el cual contempla, además, la protección del casco histórico.
Personalmente, no creo que el efecto de la ausencia de un PGOU haya tenido un impacto desmesurado en el municipio, al menos, si atendemos a la evolución demográfica que ha tenido Loja, puesto que, desde hace décadas, tiende a mantenerse por lo que el tejido urbano de nueva creación no ha debido ser excesivo en relación al uso residencial. Sí creo que puede haber tenido un mayor impacto en cuanto al tejido y patrimonio histórico se refiere. Se podría hablar, por tanto, de un impacto focalizado en la desaparición de trazas históricas, elementos arquitectónicos o históricos de épocas pasadas, lo cual deriva en un impacto negativo para el municipio.
El patrimonio que embellece las ciudades y pueblos del territorio andaluz no solo se conservan y mantienen únicamente con grandes partidas presupuestarias (…), sino también, a través del respeto hacia el monumento en cuestión, diario y constante de los ciudadanos y visitantes.
María del Carmen Figueroa
El plan actual de casco histórico se hizo hace casi 20 años, teniendo una extensión excesiva y una protección demasiado rígida, ¿es muy complicado rehacer un plan especial de casco histórico?
Sí, es difícil y considerable el trabajo para elaborar una normativa encargada de proteger el casco histórico de una ciudad. Te pongo un ejemplo, el catálogo de bienes singulares con el que cuenta la ciudad de Granada, es elevadísimo y de una categoría excepcional y, no obstante, se rige por un Plan de Protección y Catálogo del Área Centro del año 2002, un Plan de Protección y Reforma Interior del Albaycín del año 1990 y un nuevo Plan General de Ordenación Urbana que no se prevé aprobar de manera definitiva hasta el año 2027 y que derogará el vigente PGOU del año 2001.
Aunque la diferencia en cuanto a extensión y patrimonio es abismal entre Granada y Loja, eso es evidente, pero la situación en cuanto a la normativa urbanística es similar y refleja la dificultad que entraña la elaboración de un nuevo Plan de Protección. En cuanto a la información que se debe recabar, los procesos de expropiación que, en algunos casos, es necesario ejecutar, y por supuesto, las destacadas horquillas temporales que estos textos normativos requieren.
¿Piensas que hay una falta de interés en el campo de la arquitectura para realizar proyectos de rehabilitación histórica?
Normalmente, los proyectos de rehabilitación están vinculados a ciertas dificultades, entre ellas, el extenso proceso burocrático que requieren del visto bueno de la delegación de urbanismo, además la de otras administraciones, como es la de cultura. Un dilatado proceso en el tiempo que, junto a las estrictas restricciones impuestas por las normativas o pliegos de condiciones del concurso público convocado, pueden quizás, provocar un cierto desinterés entre los arquitectos sobre el ámbito de la rehabilitación. No obstante, no considero que sea un desinterés generalizado entre los técnicos
La problemática de Loja con su casco histórico no es única, es algo que pasa en muchas ciudades de su misma tipología. ¿Qué causas señalarías como principales en la degradación de los cascos históricos, sobre todo en ciudades medias como puede ser Loja, Baza o Guadix?
Personalmente, no considero que sea una problemática vinculada a la tipología o a la extensión de la ciudad o del casco histórico en cuestión, sino de la escasa concienciación de la sociedad y de la posible falta de identidad de las nuevas generaciones con su entorno más inmediato. Sin embargo, también creo que entre los técnicos encargados de llevar a cabo la restauración y rehabilitación del patrimonio histórico existe una evidente desinformación y desconocimiento de los criterios de intervención a la hora de actuar sobre el mismo, lo cual se revierte a la sociedad a través de intervenciones desafortunadas, más aún, cuando se presta mayor atención a los deseos del técnico que a las necesidades del patrimonio a intervenir.
Sí creo que (la ausencia de un PGOU) puede haber tenido un mayor impacto en cuanto al tejido y patrimonio histórico se refiere. Se podría hablar, por tanto, de un impacto focalizado en la desaparición de trazas históricas, elementos arquitectónicos o históricos de épocas pasadas, lo cual deriva en un impacto negativo para el municipio.
María del Carmen Figueroa
Bajo tu punto de vista ¿cuáles piensas que deberían ser las medidas más urgentes a tomar para comenzar a detener la destrucción de un casco histórico?
Sin ninguna duda, la concienciación de la sociedad. El patrimonio que embellece las ciudades y pueblos del territorio andaluz no se conservan y mantienen únicamente con grandes partidas presupuestarias para la limpieza de fachadas de iglesias y catedrales o la intervención sobre posibles patologías, sino también, a través del respeto hacia el monumento en cuestión, diario y constante de los ciudadanos y visitantes.
A principios del siglo XX, la Alhambra se encontraba en un estado de conservación especialmente decadente, y no fue hasta que la mentalidad de los técnicos y la manera de intervenir cambió a través de la figura del arquitecto Leopoldo Torres Balbás, pero también, cuando los visitantes de otros países abrieron los ojos al ciudadano que habitaba la ciudad palatina y la degradada con su falta de atención y respeto. No se trata únicamente, por tanto, de intervenir mejor nuestro patrimonio sino también de educar a nuestra sociedad mejor.
Realizar un plan de rehabilitación implica una inversión tanto pública como privada, ¿Qué herramientas de financiación cuentan los municipios para financiar un proyecto de este tipo?
Existen diversas ayudas/subvenciones procedentes en su mayoría de fondos europeos para la renovación y mantenimiento de nuestros centros históricos. Otra cosa es que haya muchos ciudadanos que la conozcan. Son ayudas que van desde la instalación de ascensores para facilitar el acceso a personas de movilidad reducida en el patrimonio, sustituciones de carpinterías exteriores para mejorar la eficiencia energética en viviendas particulares, etcétera. La lista es extensa y variada, pero, lo que te comento, no es habitual que la gente sepa demasiado de ellas o tan siquiera, de su existencia.