José María Martín
Trovador en la Última Frontera
Calumnia que algo queda
Os digo que me gustaría
que se acabase la mentira,
y disculpas se pidieran,
otras cosas, escribiría.
Y no me pondría pesado.
Pero no puedo dejar pasar,
el dejar de contestar, a quien,
a sabiendas ha engañado.
Pues un juez lo ha investigado,
escudriñó, interrogó y rebuscó,
y al final, todo lo ha archivado.
Pues, alto cargo no ha encontrado,
ni alto, ni bajo, ni medio, ni enano,
que nunca de niñera, haya trabajado.
Y todo lo que se ha dicho y escrito,
resulta que es y ha sido mentira,
aunque muchos esto, ya lo sabían,
¿Por qué perdón, no les pedían?
¿Dónde están, los que injuriaban
y sin pruebas acusaban,
sus vestiduras rasgaban,
y a voces lo propagaban?
Carlos Herrera, está en la Cope,
Ayuso, de presidenta de su peña,
Toni Cantó, el castellano embarra
Edmundo Vals, es que es miope,
la Olona en su pueblo, Salobreña
y sigue cuca, la Cuca Gamarra.
Y al mentir, se les sumaron,
Doña Ana Rosa Quintana,
su amiga, Carmen Omana,
y el diputado Cambronero.
Igual que Eduardo Inda,
y el tal Jiménez los Santos,
se marcaron muchos tantos,
por tantos, tantos, a tontos.
Unos tienen grandes medios,
otros, grandes amplificadores
y es que, no tienen remedio,
los magnos engatusadores.
Y yo, desde esta humilde tribuna,
escribo este romancero,
por si alguien lo leyese.
Aunque esperanza ninguna,
y el sonrojo, a la cara le subiese,
si es que vergüenza tuviesen.
Y que pidiesen perdón,
con la misma vehemencia,
que con el engaño usaron.
Pero la palabra vergüenza,
no entra en su vocabulario,
pues perderían su salario.
Pues ya lo dijo el refrán:
“calumnia, que algo queda”.
Pero hay otro que dice:
“que se pilla antes a un embustero,
que a un cojo”.
Aunque este no se ha cumplido,
pues se han tardado dos años,
pasaron ya cuatro elecciones
y ahí han quedado los daños.