José María Martín
Trovador en la Última Frontera
Felicitaciones Migueles y Cía
Quisiera en primer lugar,
pararme a felicitar,
a mi buen amigo Miguel,
a su hijo, también Miguel,
a José Luis y su hija Beatriz,
que fueron a Polonia con él.
Por tan buena iniciativa
y hacerla realidad,
por fletar ese autobús,
lleno de solidaridad,
para llevar productos,
de primera necesidad.
Y traerse refugiados
que de la guerra van huyendo,
para acogerlos en Loja.
Y a todas esas familias,
que han ofrecido sus casas,
que las ayudan y auxilian.
¡Ah!, que no se me olvide,
a los cuatro conductores,
que han llevado el autobús
atravesando toda Europa,
llevando víveres, comida,
más medicinas y ropa.
Me emociona enormemente
esta buena iniciativa,
la apoyo fervientemente
y la comparto gustoso,
me hace sentirme orgulloso
de mi pueblo generoso.
Pero una vez dicho esto,
no puedo olvidar aquí,
a quienes de otra manera,
tuvieron también que huir,
dejando su casa atrás,
su familia y su país.
Gente siria, que cruzó la mar,
en flotadores hinchables,
en barcas abarrotadas,
en embarcaciones frágiles.
¿Quién no se acuerda de Aylan,
muerto, en la arena de la playa?
También tengo que acordarme,
del pueblo de Palestina,
hace ya setenta años,
que llevan de refugiados,
muchos de ellos nacieron,
y murieron asilados.
Sin su tierra está el pueblo Saharaui,
que vive en la arena del desierto
y alguna responsabilidad tenemos.
La ONU tiene varias resoluciones,
pero, el derecho internacional, a
algunos, les sudan los… genitales.
Y tendría que seguir,
porque en Yemen y el Chad,
en el Congo y en Sudán,
en Camerún o Etiopía,
guerras cotidianas matan
a niños todos los días,
y a los civiles maltratan.
Los que se agolpan en Libia,
en Marruecos o en Argelia,
para llegar hasta Europa,
y huir así de la miseria.
También ellos tienen familias,
padres, mujeres y hermanos,
son su única esperanza
de salir de la pobreza.
Por eso la vida se juegan,
subidos en una patera.
Estos también son refugiados,
quiero que no lo olvidemos
y les demos el mismo trato,
la puerta no le cerremos.
También huyen de la guerra,
del hambre y de la miseria.
Un inciso, brevemente.
Me indigna el que preguntaba,
que, en esta crisis de Ucrania,
el Open Arms dónde estaba.
Hay que tener mucha inquina,
mala leche y mala espina.
Y ya lo dice el refrán,
con sabiduría y acierto,
aquí yo se lo repito,
por si alguno no lo sabe,
y con esto, ya termino,
pues más atino no cabe:
“Haz siempre el bien,
Y no mires a quien”.