
José María Martín
Trovador en la Última Frontera
Los locos tocan poder II
Una noche despertó
y el cielo se iluminaba,
sonó una fuerte explosión,
no sabía que pasaba
y la escuela la cerraban
Después, cuando amaneció,
a un autobús lo subieron
con su madre, con su abuela,
con su hermano y su hermana,
solo el padre se quedaba.
Se sorprendió cuando vio
tantos coches en carretera,
un atasco de tres días,
preguntó lo que pasaba,
pero nadie respondía.
Tras varios días llegó,
a un país que no conocía,
donde le dieron una manta
y comida, pero no entendía
hablar ni a la policía.
Lo que sí había es mucha gente,
que como él, salieron corriendo,
sin llevar más que lo puesto,
pues había poco follón
para ser más de un millón.
Y pensó y calculó.
Dos autobuses son cien,
y diez cientos un millar,
pues un millón, son mil miles.
Y empezó a contar una a una,
las vidas de aquellos civiles.
Y, todo esto, ¿Por qué?,
por una Rusia UNA
por una Rusia GRANDE
por una Rusia LIBRE
todo esto a ti, ¿te suena?
Y aunque ahora se enmascaren,
saquen pecho, y a acusen a otros
de aliados de Putin.
A mí no me la pegáis,
porque retrataos estáis.
Porque la historia se repite.
Y ya vimos, y sufrimos,
otros éxodos, otros Putin,
en la carne de españoles,
judíos, saharauis, bosnios,
de palestinos y sirios.
Y esta vez por lo menos,
la respuesta ha sido buena,
ayudando sin fisuras.
Estar en las democracias,
ha merecido la pena.
Ayudar y apoyar a los Ucranianos,
y clamar el “NO A LA GUERRA”,
a la guerra de tiranos,
que matan sin dignidad,
a quien defiende su tierra.