
José María Martín
Trovador en la Última Frontera
Los locos tocan poder
Los locos tocaron poder
y hoy todos se arrepienten,
cuando sus hijos caen,
y el frío hiela sus frentes.
También ellos ganaron
un día unas elecciones,
con su águila, sus banderas,
turbando vidas y mentes.
Primero se dedicaron
a eliminar a la oposición,
metiéndolos en la cárcel,
y a algún, se cepillaron.
Lo segundo son los medios
que hubo que controlar,
los que no fueran afines,
cerrados y nada más.
Luego una buena dosis
de fakenews se lanzarán,
y tendremos a favor,
los que no piensan sin más.
Aquellos que solo responden
a un nacionalismo extremo,
que le mueven la bandera
y embisten como animales,
si tienen un buen torero.
A quien pronto le subirán,
aires de poder y gloria,
de creerse los mejores,
perdiendo así la memoria,
de lo que ha sido y fue,
en dolor y sufrimiento,
de otras guerras similares.
No se sabe cómo empieza,
pero que todas terminan,
con dolor y con tristeza.
Y sueñan con someter,
con invadir, subyugar,
supeditar, doblegar,
avasallar y aplastar,
a otros pueblos que ellos creen,
les deben su razón de ser,
sin atender a razones,
pues ellos tienen la fuerza,
les dan igual sus opiniones.
Y como además no tienen
que darle cuentas a nadie,
se aprovechan de las democracias,
donde todo se discute, habla,
trata, dialoga y negocia.
Y ponen en grave peligro
la convivencia en el mundo,
la democracia denigran,
las leyes internacionales,
destrozan y desintegran.
La única fuerza posible
para combatir a los locos,
es defender con firmeza,
a la democracia invoco,
su poder y su grandeza.
Que no te coman el coco,
con imperios ni grandezas,
que mires siempre qué hay
detrás de algunas simplezas.
Porque aquí también tenemos,
locos de la banderita,
que le gustan los desfiles,
uniformes y estandartes,
las armas y los misiles.
Ya sabemos lo que pasa,
cuando los locos tocan poder,
pero no nos enteramos,
y siempre en la misma piedra,
cogemos y tropezamos.