José María Martín
Trovador en la Última Frontera
El mito de la caverna-mediática
Por todos ya es sabido,
y si no, yo os lo digo,
que pongo especial ahínco,
en denigrar Telecinco.
Y esto no es de ahora,
es de ha veinticinco años,
pues pronto nos dimos cuenta,
cómo eran sus engaños.
Me recordaban con pena,
de Platón su alegoría,
el “mito de la caverna”,
que es de gran sabiduría.
Hoy se quejan los padres
de que los hijos no respetan,
que les contestan a gritos,
que los increpan y retan.
Tenían que haberlo pensado
cuando metieron personajuchos
en sus casas y en sus vidas,
para airear sus trapos sucios.
Y es que los llevan siguiendo
durante veinticinco años,
que algunos ya peinan canas,
si no se han quedado calvos.
Los comentarios en casa,
que si la Belén Esteban,
le había puesto cuernos,
y a voces se lo gritaban.
Los niños que han vivido
en el fondo la caverna
y toda su realidad era
la difusión de esta mierda.
Pues esto creó un modelo,
gracias a que dio dinero,
con poco gasto, barato
y en audiencia, el primero.
Un modelo de hablar poco,
pero, de mucho gritar,
qué carecía de valores,
de verdad e integridad.
Veinticinco años sufriendo,
de manos de Jorge Javier,
al exmarido de la Rociito,
el Matamoros, o la Belén.
Estos que saben de todo,
que no les da rubor opinar,
de ciencia, de economía,
de guerras o de pandemia.
Catorce horas al día,
desde dentro la caverna,
sus miserias, sus engaños,
sus mentiras, sus apaños.
Pues, qué quieren esos padres,
si ellos, a quienes han encumbrado,
no fue a ningún científico,
ni escritor, ni licenciado.
Ha sido toda esta plebe,
de gentes impresentables,
lo que mamaron sus hijos,
que es del todo intolerable.
¿Quién les explica ahora a ellos,
que hay otra realidad?
¿Quién les dice que son mentira,
los golpes del pressing-catch?
A otros aspectos de la vida,
todo esto se ha trasladado,
en platós, radios y cadenas,
lo de mentir, ya no es pecado.
También el modelo ha pasado
de la farándula, a la política,
no importa lo que se diga,
importa el que más grita.
Y si hablas con educación,
en un tono comedido,
no es que no digas nada,
es que nadie te ha oído.
Debido a todo el ruido
que produce la ignorancia,
el razonamiento atinado
se diluye, cual fragancia.
La caverna ha copado
las nuevas tecnologías,
el problema, no es lo publicado,
sino, creerte lo que querías.
Si de cara a la pared,
de la caverna mediática,
se han criado sin tener,
una realidad ética.
No pidamos peras al olmo,
pues demasiado ha salido,
pues se supera con colmo,
lo escuchado y lo vivido.
Aunque sí existe una cura,
para combatir la ignorancia,
no es otra que la lectura,
de esos libros con sustancia.
Seleccionemos las pelis,
las grandes obras del cine,
guiarse por los mensajes,
no efectos, ni explosiones.
El teatro, la poesía, la pintura
y la ciencia, la astronomía,
el deporte, el conocimiento,
la historia, la arqueología.
Seleccionar la información,
distinguirla de la opinión,
todo esto tiene cura,
con acceso a la cultura.
Teniendo criterio propio,
aunque, abierta vuestra mente,
que no por propio el criterio,
la realidad sea diferente.
Por eso, vive tu vida,
comparte y disfrútala
y no la vida estreñida,
de simplones y de lilas.
La cultura es divertida,
da motivos y da vida,
¿Sabes que hay por ahí,
un mundo por descubrir?
Y escucha un refrán, pendejo,
que, aunque no sea muy viejo,
seguro que es un buen consejo:
“Si Telecinco te enmierdó con basura,
ten cordura y date una ducha de cultura”