José María Martín
Trovador en la Última Frontera
De libertad, de opinar, y de amistad
Ejercer la libertad,
no siembre salió barato,
hay quien le costó la hacienda,
otros, la cárcel por desacato,
hay quien tuvo alguna herida,
y hasta, a quien le costó la vida.
La libertad que tenemos,
no nos ha sido regalada,
fue luchada, y peleada,
es nuestro deber velarla,
porque si la descuidamos,
no podremos conservarla.
Tenemos que protegerla,
practicarla es defenderla,
y ejercitarla es guardarla,
hay que hablar, expresar,
manifestar, y contrastar,
hay que usar la libertad.
Y poder dar la opinión,
no debe ser una opción,
sino que tiene que ser,
derecho y obligación,
el uso de la palabra,
del habla y de la expresión.
Doctrina su desempeño,
cada uno de su discurso,
tendrá que hacerse dueño.
Con educación y civismo,
no debe quitar el sueño,
a quien no opine lo mismo.
Con cortesía, corrección,
gentileza, y urbanidad.
Más, sin ninguna censura,
a lo que se quiera opinar.
Sin reproches, ni presiones,
sin correctivos, o sanciones.
Poder decir lo que piensas,
sin que tenga consecuencias,
no siempre, nos fue posible.
Por hacer tus ideas visibles,
que la amistad se rompiera,
no me entra en la mollera.
Los churros en lo de Chon,
una cerveza en el López,
que no son de mi opinión,
el café en lo de Idelfonso,
la fruta le compró al Chico,
no por “na”, por la amistad.
Con Juan Carlos y con Claudio,
comparto de Semana Santa,
con José Luis, con Valeriano
con Boegas, como hermanos.
Y no son de mi pensamiento,
la amistad es un sentimiento.
Yo sé que están equivocados,
estos mis buenos amigos,
y por mas que se lo digo,
no me cambian de opinión,
pues tienen su libertad,
“pa” lo que quieran pensar.
Y aquí os dejo este romancero,
se lo dedico a un buen amigo,
un tipo bueno, cabal, sincero,
me atrevería a decir tierno,
uno al que todas las suegras,
quisieran tener como yerno.
Educado y conciliador,
y siempre pacificador,
de buen trato y amable,
y una aptitud de aúpa.
Al que le gusta su pueblo,
más que rascarse una pupa.
Pues que tire “paralante”
y que nadie lo coarte,
que no tenemos que dar,
ni un pasito “patras”,
aunque a veces nos cueste,
alguna que otra amistad.
“Pa” eso, aquí tengo el refranero,
que más de una vez atina,
y esta vez no va de chanza,
que trae alguna enseñanza.
“el amigo tarambana,
quien lo pierde,
no sabe bien lo que gana”