3 de junio 2023 / Redacción
La carne de la oveja lojeña, criada en pastos de altura, traspasa fronteras, siendo reconocida su calidad hasta por la familia real de Qatar
Ovejas pastando en la Sierra de Loja. Foto de ACROL
Sin lugar a dudas, uno de los productos ganaderos más famoso, no solo en el Poniente, sino en toda la provincia, es el cordero lojeño, proveniente de la raza autóctona de oveja lojeña, también conocida como “rabúa”. Este tipo de raza, reconocida por el Ministerio de Agricultura gracias al incansable trabajo de los pastores lojeños, es altamente apreciada por los aficionados a la carne de cordero por su gran sabor, ternura y producción ecológica.
Beneficios ambientales, sociales y de salud
Consumir esta carne tiene una gran cantidad de beneficios ambientales, sociales y económicos. Por la parte ambiental este ganado se cría mediante ganadería extensiva, un tipo de manejo que favorece la biodiversidad de nuestra sierra. También actúa como sumidero de carbono, algo extremadamente importante en la lucha contra el cambio climático. El bienestar animal es incomparable frente a la cría de ganado estabulado, los animales están prácticamente en libertad, lo que también implica un menor uso de antibióticos y desparasitantes, algo que incide directamente en la salud humana, ya que se consume una carne mucho más natural.
Charco del Negro, el humedal más famoso de la Sierra de Loja, hogar del gallipato y también uno de los abrevaderos más importantes del ganado lojeño. Foto de La Plaza Digital
A nivel social y económico, apoyar el consumo de este cordero es clave para la supervivencia económica de todas las familias que tienen como medio de vida el pastoreo, y también favorece el relevo generacional de los pastores, algo cada vez más complicado debido a las duras condiciones de este trabajo y al poco reconocimiento social de estos hombres y mujeres, que se sacrifican día a día para sacar adelante a sus animales.
Un producto muy apreciado en el mundo árabe
Las exportaciones de cordero lojeño a los países árabes han experimentado un gran aumento en los últimos años. Estos países son grandes consumidores de este animal, sacrificado mediante el rito Halal. También tiene como destino otros países del entorno con gran población musulmana, como Francia, además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, e incluso la familia real Qatarí se ha interesado por los corderos lojeños, algo que es símbolo de la gran calidad de esta carne.
Los ganaderos y pastores lojeños no dejan de innovar, ya que están produciendo jamón de cordero y embutidos derivados de este animal, diversificando el producto y buscando nuevos productos para hacer sostenible su negocio, muy amenazado por la sequía, los altos precios de los insumos y la falta de relevo generacional comentada anteriormente.