Miguel Jáimez
Asesor laboral.
De nada sirve blanquear
No entiendo cómo se puede buscar la aceptación popular de los partidos que llevan en su ideario propuestas o valores que van en contra de nuestra constitución, van en contra de otros seres humanos o tienen su mirilla puesta en distintos tipos de familias o formas de amor entre personas.
Eso no puede ser admitido por una mayoría, podrá aglutinar a gente descontenta por razones que pueden llevar a la desesperación al encontrarse en situaciones extremas, porque si no, no tiene sentido que personas con una poco de sensibilidad humana vean como enemigos a personas de distintas razas, de distintas ideologías o de distintos géneros.
No creo que nadie pueda blanquear esos partidos porque todo el mundo ya debe saber lo que son, quien quiera verlos como algo que no son, están muy engañados, no se puede entender que haya gente que quiera que se vuelva a situaciones ya superadas.
Llega la hora de entender que las sociedades europeas deben buscar un futuro basado en el respeto, en la solidaridad, en el progreso de la mayoría, en una economía de mercado pero donde todos tengamos la posibilidad de vivir con dignidad, sabiendo que todo está relacionado, que si admitimos la pobreza y no fomentamos que los distintos estratos de la sociedad progresen, estaremos fomentando los radicalismos.
Los problemas se deben solucionar desde la integración, desde la tolerancia, desde cambios hacia sociedades que luchen contra las desigualdades en todos los ámbitos, pero sobre todo en el económico, no puede existir una sociedad en paz y estable donde existen grandes desequilibrios de ingresos para las familias.
Nuestros gobernantes tienen que entender que los ciudadanos de un país se harán más extremistas si la economía de mercado ahoga a las familias con los suministros cada vez más caros y los salarios y beneficios de los trabajadores y pequeños empresarios cada vez más reducidos.
La política no puede ser entendida como un medio para crear confrontación entre personas de distintas ideologías, sino como un medio parta solucionar problemas y no para crearlos, el surgimiento de partidos de índole extremista muchas veces viene motivado por el hartazgo de la gente de los partidos tradicionales que se ven como instrumentos de aprovechamiento del poder para su propio beneficio y el de sus afiliados.
Por eso hay que tener cuidado con aquello en lo que se basan los partidos a la hora de obtener votos, o de sus propias intenciones, porque puede que se fomente que entren a formar parte del escenario político ideologías antisistema de un lado y otro del espectro político.