Miguel Jáimez
Asesor laboral.
Bancos y eléctricas
Cada vez que salen los resultados de las grandes compañías y empresas de estos sectores me mareo con las cantidades de las que hablan, son millones de euros, qué fuertes son estas empresas de sectores estratégicos para un país. Los países tienen que tener estos servicios de primer nivel con unos niveles de atención y de estructuras magníficas con unos clientes muy satisfechos y con unas tarifas de las mejores para los ciudadanos de su país.
Es lo que cabría esperar cuando ves los resultados de estas empresas, que se debería corresponder con los servicios que prestan y lo que deben aportar al país por conseguir unos beneficios tan importantes de sectores que son estratégicos en una sociedad de un país moderno.
Llevo escuchando quejas por parte del todo el mundo de los malos servicios, la mala atención, de cómo actúan engañando a la gente desde las preferentes, de comisiones, de empeoramientos en la atención, de cómo las eléctricas suben cada vez más las facturas artificialmente, de la forma de obtener los precios por la utilización de los modelos de producción de energía según conveniencia.
Con un clamor popular por que las grandes empresas pagaran por la obtención de beneficios de esos llamados erróneamente “caídos del cielo”, de los que obtienen no por lo costes reales de producción, sino por el modelo de facturación muy dependiente del gas, de que pagaran impuestos por esos beneficios que repercutiera en el precio final del consumidor familiar.
Pues cuando se hace una ley para que esto sea posible y mejoren las condiciones para familias y empresas en cuartos sus gastos en consumos de electricidad y de la gestión bancaria, ya escuchamos voces en contra: “Lo que va a ocurrir es que estas empresas van a volver a repercutir esos impuestos a los consumidores finales”. Pues en la nueva ley va a venir recogido que no lo puedan hacer y tendrán que estar los servicios de la comisión nacional del mercado de valores o quien corresponda administrativamente de que esto no suceda.
Que por fin los sectores estratégicos de nuestro país, como pasa en otros países europeos como Francia, Suecia, Finlandia o Alemania por citar a algunos, se puedan nacionalizar para un mejor servicio a la sociedad o bien aporten desde sus posiciones de privilegio para que todos nos podamos beneficiar, por una mejora de la vidas de las familias y de las empresas.
En definitiva, que esos sectores estén al servicio de la sociedad y no solo de intereses particulares porque ellos se benefician del cien por cien de nuestra sociedad, pues que estén al frente de la mejora y mantenimientos de nuestro estado del bienestar y por tanto aporten por esos beneficios.